viernes, 5 de agosto de 2011

EL ESPEJO ROTO (Jacques Prévert, francés)

El hombrecito que cantaba sin cesar
el hombrecito que bailaba en mi cabeza
el hombrecito de la juventud
rompió el cordón de su zapato
y todas las barracas de la fiesta
se derrumbaron de repente
y en el silencio de esa fiesta
en el desierto de esa cabeza
oí tu voz feliz
tu voz desgarrada y frágil
infantil y desolada
que venía de lejos y me llamaba
y me llevé la mano al corazón
donde se agitaban
ensangrentados
los siete trozos de espejo de tu risa estrellada.

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