sábado, 7 de febrero de 2009

EL DESCANSO DEL GUERRERO (Carlos Ernesto García, salvadoreño)

Harto de todas las batallas
el guerrero tomó su espada
que hundió en la arena
y pensó:
Éste es un buen lugar
para la muerte.

Indiferente
cayó la tarde.
Nadie preguntó por el guerrero.
A nadie importó el lugar escogido
para el descanso.

Una tormenta de arena
se encargó de sepultarlo.
Abono no fue para la tierra
sino pasto para el desierto.

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